2017
En su serie de grabados Estar ahí, el cuerpo de Inés Verdugo se distorsiona confinado al plano de una casa. Empuja las paredes, se agazapa mientras el techo le aprieta el cogote. La sensación de claustrofobia se combina por la energía contenida de su cuerpo, empuja contra el espacio que la va encerrando. En el devastador texto “Fridays” (los viernes), que se incluye en este catálogo, Verdugo recuerda otro espacio doméstico: el de su amigo, el también artista Raúl Torres. Durante dos años la casa de Torres sirvió como espacio informal donde un pequeño grupo de artistas se reunían y compartían su trabajo. Era una escuela y una comunidad informal, un hogar, hasta que dejó de serlo. Verdugo corta en pedazos la casa de muñecas de su infancia, apilando en columnas los trocitos después de no poder reconstruirla a partir de sus partes.